Los derechos de la naturaleza desde la perspectiva del SUMAK KAWSAY

Abstract

La actualidad, llamada “Antropoceno”, designa sociológicamente nuestra época; en que la Humanidad ha dañado irreversiblemente el ambiente, potenciando el cambio climático y amenazando nuestra subsistencia como especie. El ambiente es la conjunción de lo biótico y lo abiótico, en directa vinculación con el individuo. Sin embargo; el ser humano, en su destructiva relación con el ambiente, ha adoptado cosmogonías antropocéntricas; a partir de las cuales se asumía “soberano” de la naturaleza y no un elemento de todos los ecosistemas. Ante la progresiva degradación antrópica de la Naturaleza, el orden jurídico global dio a luz a la corriente ambientalista, dentro de los derechos humanos; buscando garantizar paulatinamente el acceso a un ambiente sano. En este devenir tutelar, el Derecho ha revalorizado a la Naturaleza como un ente abstracto, sujeto de tutela jurídica; a manera de personificación del ambiente. Esta aparente novedad de la Ciencia Jurídica tiene, en realidad, una añeja raigambre en los antiguos pueblos latinoamericanos. La Madre Tierra fue llamada “Tlali Nantli” entre los aztecas y “Pachamama” en los pueblos andinos. Actualmente, el Corpus Iuris Latinoamericano reconoce a la Naturaleza como sujeto de derechos. A través de una especie de “antropología lingüística”, las constituciones de Ecuador y Bolivia han incorporado en su Ley Fundamental el concepto quechua “Sumak Kawsay”. En términos sencillos, éste podría traducirse como el Buen-Vivir; pero en realidad tiene un trasfondo metafísico y holístico que implica “Vida en Plenitud”, de mayúscula trascendencia.